Estos sistemas se componen de dos elementos fundamentales: una estructura estática que soporta la instalación y rieles dinámicos, que permiten el movimiento fluido de la carga. Los rieles se colocan con una leve inclinación, lo que permite que las tarimas o cajas se desplacen de manera controlada desde el punto de carga A hasta el punto de descarga B, utilizando la fuerza de la gravedad. Este diseño no solo facilita el movimiento de la mercadería, sino que también optimiza el espacio de almacenamiento al permitir un flujo continuo de productos.

En muchos casos, los sistemas dinámicos incorporan controladores de velocidad para garantizar que el movimiento de la carga sea seguro y controlado, evitando impactos o deslizamientos bruscos que podrían dañar los productos. Una vez que una tarima es removida del sistema, las demás tarimas automáticamente se desplazan hacia adelante, posicionando una nueva tarima en el área de descarga, lista para ser retirada. Este funcionamiento garantiza un flujo constante y eficiente de mercadería, lo que es especialmente útil en entornos donde la rotación del inventario es una prioridad.

Los sistemas dinámicos son ampliamente utilizados en bodegas y empresas que requieren una alta rotación de inventarios, como en el caso de productos perecederos o de alta demanda. Es importante destacar que estos sistemas operan bajo el principio de LIFO (Last In, First Out), donde la última tarima que se carga es la primera en ser retirada. Sin embargo, también existen configuraciones que permiten la operación bajo el principio FIFO (First In, First Out), dependiendo de las necesidades específicas del proyecto.

Existen diversas variantes de sistemas dinámicos, adaptables a diferentes tipos de cargas y necesidades operativas. Estos sistemas pueden ser diseñados para manejar tanto cartones como paletas, utilizando rodillos o rodajas de alta durabilidad y resistencia, asegurando un rendimiento confiable incluso en condiciones de uso intensivo.